Amar sin depender

Muchos psicoanalistas,
terapeutas y escritores han dedicado gran parte de sus carreras a profundizar
en el tema de la dependencia sentimental. Hay quienes lo describen como un
trastorno, otra como simple inmadurez. Cualquiera sea el caso, es un mal que
atenta gravemente contra la integridad de nuestro ser, y que debe ser
reconocido y tratado a tiempo desde adentro.
La dependencia emocional es
un desequilibrio que inicia desde temprana edad, cuando comenzamos a idealizar
a nuestras figuras materna y paterna hasta el punto de sentir que no es posible
vivir apartados de su lado.
En esa etapa, esto puede
llegar a pasar desapercibido, pues qué niño no quiere estar siempre al lado de
sus padres. Sin embargo, es cuando despertamos la conciencia al amor, cuando
descubrimos, qué tan estable es la identidad y seguridad de nosotros mismos,
pues la pareja debe ser un complemento y no un todo.
Es ésta la razón, por la
que muchas personas vuelcan sus deseos, metas y aspiraciones, hacia la otra
persona, olvidando las suyas propias. Poco a poco, olvida su valor personal,
llegando incluso a convertirse en la sombra de su par. Dejas de caminar a su
lado, para ir detrás.
Lo grave de la dependencia
emocional, son las consecuencias que prosiguen tras una eventual ruptura y
separación. Estas pueden ir desde cuadros depresivos, hasta el mismo suicidio.
Es por eso que ante las
sospechas de padecer este mal, lo primero que se recomienda es valorarnos como
personas, alimentar el autoestima, hacer y complacer nuestros gustos en primer
lugar para después, complacer a la otra persona.
Entender, que el amor es un
complemento, no un todo y que todo es relativo, nada es absoluto, no dependemos
de nada ni de nadie. Amamos para ser felices, no para sufrir.
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