El amor comienza en casa
Tropecé hace un par de semanas con una buena amiga que hacÃa tiempo no veÃa. Me sorprendió verla mucho más delgada, demacrada, sin rastros de maquillaje y la ropa bastante desarreglada. Traté de hacerle ver mi sorpresa, sin herir sus sentimientos, y fue cuando me dijo: ahora mismo, no estoy enamorada de nadie, asà que no tengo para quien acicalarme.
Lo que le sucede a esta
mujer, es muchÃsimo más común de lo que se cree, y le ocurre también a los
hombres, usualmente luego de una ruptura sentimental. Paradójicamente, sucede
que intentan dejar de amar a la ex pareja, cuando en verdad se están dejando
amar a sà mismos.
El amor comienza dentro de
cada uno de nosotros, desde la infancia, cuando nuestros padres o superiores
nos profesan ese hermoso sentimiento haciéndonos sentir especiales. Luego en la
adolescencia, comenzamos a experimentar atracción fÃsica por otros, lo que nos
lleva en un impulso casi automático a querernos mucho más a nosotros.
Buscamos ser más amables,
tener mejor humor, lucir siempre atractivos, en fin, comenzamos a cultivar el
amor, desde nosotros primero. Pero, ¿qué sucede cuando finalmente alcanzamos la
meta y somos galardonados con la atención de esa persona?.
La rutina puede jugar una
carta en falso, cuando nos confiamos demasiado y dejamos de cautivar a quien ya
está a nuestro lado. AllÃ, se encienden las alarmas.
Porque si bien el agradar a
otra persona es motivo ya para sentirnos a gusto con nosotros mismos, no basta.
Debemos entender que somos lo suficientemente valiosos como para ser digno o
digno de ese otro ser.
Solo cuando entendemos que
el amor comienza en casa, es decir, en nosotros mismos, lograremos dejar que el
amor que merecemos llegue a nuestras vidas. De esa manera, no sirve de nada
“esperar” a estar saliendo con alguien para “tener” que brindarnos cariño.
Justo ahora, toma y mÃrate
en un espejo, tu belleza está ahÃ, dentro de ti, déjala fluir, demuéstrasela al
mundo, enamórate de ti, invÃtate un rico café, comparte una divertida pelÃcula,
camina a gusto, siéntete afortunado de ser quien y como eres.
Nunca más te permitirás
tratarte mal, mucho menos que otra persona llegue a hacerlo. Amate y serás
enormemente amado o amada.
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